La palabra “disciplina” viene con muchas asociaciones negativas. Históricamente, disciplinar a los niños en el hogar y en la escuela solía ser punitivo y, a veces, implicaba una consecuencia física como los azotes. Si bien estas medidas más extremas han sido afortunadamente prohibidas en las escuelas, la disciplina en sí permanece. Pero la palabra disciplina no tiene por qué implicar medidas duras de aplicación de las normas. La disciplina, por definición, se refiere a las medidas involucradas en enseñar a un grupo o persona a seguir reglas. Cuando se implementa correcta y apropiadamente, la disciplina es una parte vital del desarrollo y aprendizaje exitosos de un niño. Afortunadamente, la disciplina en las escuelas de hoy se ve muy diferente a como se veía hace cincuenta años o más.
Medidas Proactivas
La disciplina eficaz en el aula implica no solo responder a los comportamientos, sino también anticiparlos. ¡Esto se hace mejor estableciendo un entorno en el que los estudiantes tengan más probabilidades de mostrar los comportamientos que usted desea! ¿Qué significa esto? Significa asegurarse de que los estudiantes sepan exactamente qué es lo que se espera que hagan en un momento dado. Esto incluye todo, desde cómo participan en las discusiones grupales hasta los procedimientos para ir al baño. Cuando los estudiantes no saben exactamente lo que se espera de ellos, es mucho menos probable que lo hagan bien.
Refuerzo positivo
La mayoría de los maestros que conocen las mejores prácticas actuales en pedagogía y desarrollo infantil conocen el poder del refuerzo positivo. Si bien ofrecer elogios por un trabajo bien hecho no es un concepto nuevo, el refuerzo positivo es mucho más complejo. Cuando se usa correctamente, implica un cambio de mentalidad completo. Los maestros “captan a los niños siendo buenos” y lo señalan de una manera que hace que otros quieran seguirlos. Se centran en cuántos estudiantes son haciendo lo correcto, y centrar su atención en ellos. Si bien esto requiere paciencia y consistencia, puede ser mucho más efectivo que centrarse en aquellos que no están haciendo lo que deberían hacer.
Consecuencias lógicas
Las consecuencias de la mayoría de los malos comportamientos solían ser bastante similares. Los tiempos de espera y la pérdida de privilegios son ejemplos clásicos que históricamente se han utilizado tanto en las escuelas como en el hogar. Pero en años relativamente recientes, los psicólogos han fomentado un método más efectivo para eliminar comportamientos. Eso es asignar consecuencias lógicas que se relacionan directamente con el resultado de la conducta del estudiante. Esto también se llama una filosofía de disciplina de "romperlo, arreglarlo". En una situación muy sencilla, es fácil asignar una consecuencia lógica. Si un estudiante ensucia, ya sea intencional o accidentalmente, debe limpiarlo. No es necesario que haya una reprimenda verbal, ya que el acto de limpiar es una lección suficiente en sí mismo. Cuando tomamos una decisión, debemos asumir la responsabilidad del efecto que tuvo esa decisión.
Pero algunos comportamientos son menos directos. Por ejemplo, si un estudiante hace trampa en un examen, en realidad no hay una manera de "quitar la trampa". Dar un "cero" como puntaje de prueba no necesariamente disuadirá al estudiante de hacer trampa nuevamente. Además de obtener un cero, el estudiante también debe involucrarse en una profunda reflexión sobre por qué hizo trampa en primer lugar y por qué estuvo mal.
Para un estudiante que ha acosado a un compañero de clase, no hay forma de "deshacer el acoso". Y una mera disculpa no será suficiente para evitar futuras intimidaciones. La consecuencia lógica debería implicar mucho más que una simple disculpa. Los estudiantes en esta posición deben pasar algún tiempo desarrollando empatía por el estudiante al que intimidaron, tal vez almorzando con el maestro o asociándose con el estudiante para una actividad divertida (supervisada por el maestro). Y, por supuesto, deben participar en algunas discusiones significativas sobre por qué el acoso escolar no está bien.
La línea de fondo
Cuando los estudiantes ven el impacto directo que sus comportamientos tienen en los demás, en su entorno o en ellos mismos, y toman medidas activas para remediar ese impacto, entonces es cuando realmente comienzan a aprender de su comportamiento. Asignar castigos aleatorios por infracciones no ayuda, pero dar consecuencias lógicas sí. Y establecer una cultura en la que los estudiantes sepan exactamente lo que deben esperar y lo que se espera de ellos es la mejor manera de prevenir esos comportamientos no deseados en primer lugar.