Enseñar a los niños a reflexionar

La tradición más famosa asociada con el Año Nuevo es establecer una resolución. Y esta es una práctica que puedes hacer literalmente a cualquier edad. Es un gran ejercicio de fuerza de voluntad y establecimiento de metas para que los niños comiencen a practicar temprano. Pero otra parte crucial de terminar un año y comenzar el siguiente es la reflexión. Este año en particular, es importante que todos reflexionemos sobre lo que aprendimos, lo que ganamos, lo que perdimos, lo que nos enorgullece y lo que haríamos de manera diferente la próxima vez. Sin embargo, reflexionar puede ser difícil, incluso incómodo. A veces es más fácil seguir adelante y no mirar hacia atrás. Si bien nunca es saludable detenerse en los arrepentimientos del pasado, podemos aprender mucho sobre nosotros mismos al participar en una reflexión profunda y significativa. Así es cómo.

Criando niños reflexivos

Lo primero a considerar al enseñar a los niños sobre la reflexión por qué nosotros lo hacemos. La única razón productiva para reflexionar es mejorar. Nunca sale nada bueno de decirles a los niños que reflexionen para encontrar fallas. Reflexionamos para poder crecer, para poder aprender y para ser mejores estudiantes, amigos, miembros de la familia, ciudadanos, etc. Este mensaje para los niños es crucial.

Luego, solo podemos reflexionar con sinceridad cuando aprendemos a hacer las preguntas correctas. La reflexión significativa tiene que ver con hacer preguntas que conduzcan al crecimiento y la mejora. Al igual que los niños deben reflexionar sobre las tareas escolares preguntando si mostraron todo su trabajo en matemáticas o si encontraron detalles adecuados para respaldar su afirmación en un trabajo, también pueden hacer preguntas para evaluar las elecciones más importantes que hicieron durante el año. Aquí hay algunos ejemplos de preguntas efectivas para obtener información útil y preguntas de seguimiento que pueden profundizar la reflexión.

Buscando momentos para celebrar

Haga preguntas específicas para identificar las elecciones positivas que hicimos durante el año:

• Además de una buena calificación, ¿qué es algo que hice este año de lo que estoy orgulloso?

• ¿Puedo pensar en tres ocasiones en las que fui útil este año? ¿De qué manera fueron útiles esos actos y para quién?

• ¿Puedo pensar en una ocasión en la que hice algo que no quería hacer, pero sabía que era lo correcto?

• ¿Me cuidé este año, física y emocionalmente? ¿Comí bien, hice ejercicio y me aseguré de que mis necesidades emocionales fueran satisfechas?

Buscando Oportunidades de Crecimiento

Una vez que hayamos identificado algunas acciones o decisiones de las que estamos orgullosos, también podemos hacer preguntas específicas para obtener recuerdos que desearíamos poder cambiar.

• Además de una mala calificación, ¿qué es algo que hice este año que desearía poder recuperar?

• ¿Puedo pensar en algo que hice este año que fue perjudicial para la seguridad o el bienestar emocional de un amigo o familiar? ¿Cómo podría hacerlo de manera diferente la próxima vez?

• ¿Puedo pensar en algo que hice este año que dañó a otros, emocional o físicamente?

• ¿Hice algo este año que fue dañino para mí? ¿Qué gané con esto? ¿Qué perdí?

Conclusión

Los niños necesitan formas concretas de reflexionar. Pero también necesitan razones para reflexionar. No verán el valor de sólo pensar en lo que hicieron o dejaron de hacer. Explíqueles lo importante que es que pensemos mucho sobre cómo manejamos las situaciones. Esta reflexión nos permite identificar de qué estamos orgullosos, qué creemos que podríamos haber hecho mejor y qué tan bien nos cuidamos, para que podamos hacer todas esas cosas aún mejor el próximo año. Rara vez un niño se sentirá cómodo compartiendo con franqueza todo esto con usted, por lo que la mejor manera de fomentar esta reflexión es a través de la escritura, o para niños mucho más pequeños, el dibujo o algún otro medio de expresión.